Instalación individual, "Primer encuentro", 24/11/2022

         Esta instalación parte directamente del poema Primeros encuentros del poeta ruso Arseny Tarkovsky, el cual es recitado en la película El espejo, escrita y dirigida por su hijo, Andréi Tarkovsky.


PRIMEROS ENCUENTROS

Areseny Tarkovsky


Cada instante de nuestros encuentros

celebramos, como una presencia Divina,

solos en todo el mundo. Entrabas

más audaz y liviana que el ala de un ave;

por la escalera, como un delirio,

saltabas de a dos los escalones, y corrías

a través de las húmedas lilas, llevándome lejos,

a tus dominios, al otro lado del espejo.

 

Cuando llegó la noche, recibí la gracia,

las puertas del altar se abrieron,

y brilló en la oscuridad, en el espacio

la desnudez, y se inclinó lentamente,

y despertando, pronuncié: “‘¡Benditas seas!”,

y enseguida percibí la insolencia

de esta bendición. Dormías,

y para pintar tus párpados de aquel azul eterno

las lilas se inclinaron hacia ti desde la mesa.

Tus párpados azules ahora estaban

serenos, y tibias tus manos.

 

En el cristal se percibía el pulso de los ríos,

el humo de los cerros, el resplandor del mar,

y una esfera en la palma de la mano sostenías,

de cristal, y dormías en el trono,

y ¡oh, Dios Santo! eras mía solamente.

 

Al despertarte, había transformado

el común lenguaje cotidiano

y con renovada fuerza se colmó la garganta

de vocablos sonoros, y la palabra “tú”, tan liviana,

quería decir “rey” ahora, revelando su nuevo significado.

De pronto, en el mundo todo ha cambiado,

hasta las cosas simples, como la jarra, la palangana,

cuando se erguía en medio de nosotros, cuidándonos,

el agua, dura y laminada.

 

Fuimos llevados hacia el más allá,

y se abrían ante nosotros, como por encanto,

las ciudades milagrosas, y nos invitaban a pasar,

la menta se extendía bajo nuestros pies,

las aves seguían nuestro camino,

los peces remontaban nuevos ríos,

y el cielo se abrió ante nuestros ojos…

Mientras seguía nuestras huellas el destino,

como el loco, armado de una navaja.”


        Hay ciertos fragmentos concretos del poema que tuvieron una repercusión general dentro de la obra y aquello que quería transmitir con la misma. Por una parte: “Al despertarte, había transformado, el común lenguaje cotidiano, y con renovada fuerza se colmó la garganta de vocablos sonoros, y la palabra “tú”, tan liviana, quería decir “rey” ahora, revelando su nuevo significado.” Este verso despertó en mí la idea de que el espectador debía tener importancia dentro de la obra, pues una instalación, tiene como un elemento básico al espectador, quien la recorre y en ocasiones modifica, siendo un elemento central de la obra. Por otra parte, otro fragmento significativo a la hora de generar la idea fue el siguiente: “De pronto, en el mundo todo ha cambiado, hasta las cosas simples, como la jarra, la palangana, cuando se erguía en medio de nosotros, cuidándonos, el agua, dura y laminada.” La idea del cambio de lo básico, de lo tradicional, que en este caso quise dárselo al reflejo, pues me iba a permitir jugar de mejor manera con el espectador.

         De esta manera podemos encontrar los dos temas centrales de la obra, por una parte, el espectador y su presencia, quien quería que fuera consciente de su posición dentro de la misma instalación, que no era un simple observador de la obra, si no el engranaje principal de la misma, pues sin él realmente no hay encanto en la obra, siendo como decía el poema, un “rey”. Y por otra parte un tema recurrente dentro de mi obra artística, la tecnología y los cambios que han supuesto en lo cotidiano, sin entrar en si son cambios a mejor o a peor, pero los cuales quise representar a través de los reflejos haciendo uso de espejos (un elemento analógico y tradicional) y una cámara digital (un elemento tecnológico y relativamente reciente), los cuales, en esencia, realizan la misma función: capturar la realidad en un plano bidimensional, ya sea un metal o una pantalla.





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